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partir
de septiembre comunícate con MIRIAM MARTINI a través de
correo electrónico mirylibertad15@gmail.com
o celular
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Nos acercamos a ustedes con el propósito de promocionar un nuevo ejemplar del libro: una pausa en tu vida 2018. Este devocional es parte de un ministerio que abarca también la radio y la televisión con alcance a diferentes países de Latinoamérica. Su autor es el misionero en Ecuador, Pablo Martini, quien en esta oportunidad escribe en colaboración de Miriam Martini, su hermana autora también del libro UNA PAUSA EN TU VIDA MUJER (2017).

No siempre las noticias que oímos
en los medios son las más lindas. Lamentablemente, no sé si porque a muchos no
les interesa o a causa de las políticas de mercado, se invisibilizan las que son
buenas novedades y se ponen en primera plana robos, muertes y otros delitos.
Sin embargo, pasan cosas muy buenas en medio del horror y del espanto de
ciertas catástrofes del mundo. Es el caso de muchos voluntarios que ayudan
solidariamente en los lugares más necesitados. Anja Riggen Lovén es una
asistente social de origen danés, que vendió todas sus pertenencias para fundar
una ONG que ayuda a niños en su educación y desarrollo. Hace un tiempo, las
redes explotaron con una foto en la que se la veía dando de beber a un chiquito
desnutrido al borde de la muerte. Fue llevado al hospital, asistido y poco a
poco recuperado. La última fotografía muestra al mismo niño, pero “A salvo”,
recuperado en su peso y lleno de vida. ¡Qué demostración de amor y de entrega!
¿No te parece?
En la época de Jesús ser mujer y ser mujer samaritana era objeto de
desprecio para los judíos religiosos. La mujer de esta historia, agregaba una
contra más, vivía con un hombre que no era su esposo. O sea que su matrimonio
no era convencional, podría decirse que estaba por fuera de la ley. Demasiados
aspectos negativos en comparación con otras mujeres de su barrio. Es difícil
comprender por qué Jesús entonces, la elige a ella, ¡Sí! ¡Justamente a ella!
para pedirle agua. Hasta sus propios discípulos miraron con extrañeza esta
escena. Entre tantas otras interpretaciones que puedo darle a este encuentro,
una de las que más me gusta es ver a Jesús quebrando las barreras que separan a
la humanidad por raza, clases sociales, condiciones de vida e ideologías. Al
decirle “Dame de beber”, más allá de pedirle agua, Jesús estaba pidiéndole: “Déjame entrar en una relación contigo.
Hablemos. Hablemos de lo que te pasa.
Permíteme darme a conocer. Elige tú beber del agua que YO te daré”. Para
que la mujer pudiese entrar en esa relación con Jesús ella necesitaba reconocer
su necesidad. El único modo de tener ese registro era en contacto con el Maestro.
Este encuentro está pintado con los colores de la comprensión, la empatía, el
amor y la bondad de un Jesús que no sólo señaló el pecado, sino que PROVEYÓ la
oportunidad de perdón, de cambio y de bienestar para la samaritana.
Entre tantas conductas que entorpecen nuestro desarrollo personal
integral hoy haremos una Pausa para pensar en las adicciones. Puede ser que, al
leer este primer reglón, decidas saltarlo por creer que este no es tu problema.
¿Me equivoco? Avanza unos renglones más,
solamente para darte cuenta que quizá padezcas algo similar sin darte cuenta. Conductas
adictivas, compulsiones, engaños y mentiras se dan la mano. Forman un frente rígido
que termina limitando, esclavizando y atando tu vida al deterioro y al
sufrimiento. Si tuviéramos que identificar este padecimiento, podríamos reconocerlo
como un hábito repetitivo, compulsivo que crece progresivamente, se afirma
hasta constituirse en el objeto de la vida. Es difícil para la persona
reconocer que algo la esta dominando. Por eso miente, engaña, se auto- engaña.
No sólo las sustancias son el objeto de una adicción. Personas, tecnología,
trabajo, alimento, internet, pornografía, también son parte de este flagelo. Sin
embargo, la adicción no es realmente el problema. La adicción es el síntoma. Es
la forma que toma el problema. Es lo que se ve. Debajo de esto hay una
necesidad de afecto, de valoración, de poner en palabras. Una identidad
lastimada por la historia. Vivimos en un contexto en el cual se promueven las
adicciones. Se facilitan cosas para tapar la verdadera necesidad. Pero son sólo
“Cosas”. Terminan esclavizando y generando más dependencia.