viernes, 26 de mayo de 2017

Algo acerca del temor



“Jesús dijo: No se angustien ni tengan miedo” Juan 14:27
El miedo no es cosa de mujeres. Los hombres y las mujeres lo padecemos porque temer es parte de nuestra naturaleza. Si bien, no todos le tememos a lo mismo, en algún punto de nuestra vida sentimos miedo o el temor nos domina. Algunos son racionales. Es lógico temer ante alguna enfermedad o ante las catástrofes o aún ante lo desconocido. Pero ocurre muy a menudo que, las personas están sufriendo por miedos irracionales. Miedos tan intensos que hasta llegan a enfermarse de pánico. Se aíslan y limitan poco a poco su vida y su experiencia.  Sienten que, al no poder vencerlos, es mejor acomodarse a los mismos. Buscan a veces apoyos “mágicos” para sostenerse ante ellos, amuletos, piedras, objetos o rezos que sólo son acompañantes en medio de tales sufrimientos. Y digo sufrimientos porque temores así, se “sufren”. No son intencionales.

 Amiga, si padeces algo así, seguramente te sentirás presa de ti misma. ¿No es cierto?  Quizá también te enfrentes a la incomprensión de aquellos que te rodean. Te sientes avergonzada por temer y hasta paralizada ante este estado. Te sugieren que pongas fuerza de voluntad, pero tú no puedes y añades más culpa por no lograrlo. Te dicen que son cosas de tu mente, pero tú no lo puedes manejar. Has perdido así amigas, lugares comunes y hasta quizá la autoridad ante tus hijos y tu familia. Ocultas lo que te pasa por vergüenza, pero no sabes qué hacer. No entiendes tampoco por qué te pasa. Disimulas, finges. Niegas mostrarte tal cual eres para que no te juzguen ni te critiquen. Esto no es la vida que Jesús quiere para ti. Él no te creó para que vivas dividida entre tu miedo y tu vergüenza. Él quiere que saques tus temores a la luz y que los consideres a la luz de las victorias de Cristo. Habla con alguien de confianza acerca de tus temores. Revisa cómo los construiste y luego entrégalos a los pies de la Cruz.

UNA PAUSA EN TU VIDA MUJER  © Copyright 2016 por Miriam Martini

Si sólo intentamos escapar o encubrir nuestros miedos, más los reforzamos y potenciamos.

viernes, 19 de mayo de 2017

La Tiranía del Ego


“Ya no vivo yo, más Cristo vive en mí” Gálatas 2:20
La organización interna de nuestra identidad es cosa compleja. Entre las normas culturales y sociales, nuestros propios impulsos y deseos y los límites que nos impone la realidad, hay que construirse, hay que ser “Yo”.  Vivimos un momento histórico donde el yo predomina. Habrás escuchado seguramente la palabra narcisismo y aunque sería complicado explicar ese término en una Pausa, un aspecto no tan sano del narcisismo, es el exacerbado interés por uno mismo, un exceso de amor propio. Frases comunes que acompañan esta lógica serían, por ejemplo: “Si lo sientes, hazlo. Si a ti te hace bien no importa lo que otros piensen. Lo que vale es lo que tú quieres hacer. Primero tú, luego los otros”. En fin, continúa tú misma la lista.  Lo notable de este asunto es que este egocentrismo que simula libertad, se convierte en nuestro mayor tirano. Quedamos presas de este yo que crece desproporcionado en relación a los otros y dejamos de lado el amor por los demás. Es por esto que Jesús vino a proclamar la libertad del ego, cuando dijo primero que amemos a Dios con todo nuestro corazón y luego, a nuestro prójimo como a nosotras mismas. Aparece un orden claro y específico, Dios en primer lugar y luego mi prójimo y yo en una relación de igualdad.

Amigas, aquellos lugares de tu espíritu o de tu corazón que se han tornado tan autosuficientes, tus halos de superioridad con respecto a los otros, creerte superior “a” o “por” ante alguien no son caminos de libertad sino de tiranía y de poder. Cristo vino a darte libertad. Una libertad que te permite asumir tu verdadero yo tal como Dios te hizo y quiso que fueras. Un yo con capacidad de amar y de servir. Esta es tu verdadera identidad.

UNA PAUSA EN TU VIDA MUJER  © Copyright 2016 por Miriam Martini

Sólo la entrega del yo en amor a Dios y a los demás, constituye la perfecta libertad. John Stott

viernes, 12 de mayo de 2017

Dos y medio

“Porque de los tales es el Reino de Dios” Lucas 18:16

Moody, el famoso evangelista, llegó a su casa una noche luego de predicar en una reunión. Cuando su esposa le preguntó acerca de cómo le había ido esa noche, él le contestó: _ “Bastante bien”, dos convertidos y medio_ Ella le respondió: “Querido, ¿Cuántos años tenía el niño? _No, No, No_ contestó Moody, eran dos niños y un adulto

Amiga, es así, los niños tienen toda la vida por delante. La mitad de la vida del adulto ya se fue. Quizá por eso Dios fue tan sabio en poner a la mujer en un lugar de privilegio con respecto a la maternidad. ¡Sabía a quién encargarle las nueve lunas, el parto y la lactancia! ¿No te parece? Todo lo que experimenta un niño desde la gestación en adelante, va marcando la calidad del resto de sus días. Esos primeros momentos son fundantes en la vida emocional, psicológica y física. Un niño pasa muchos años de vulnerabilidad necesitando prácticamente todo de sus adultos.  Mientras tanto, absorben toda la información que pueden, exploran el mundo y sobre todas las cosas “Miran” a sus padres, madres o cuidadores y configuran identificaciones que van formando su carácter y su manera de estar en el mundo. Un poema de Dorothy Law Nolte dice:
Si los niños viven con crítica, aprenden a condenar.
Si viven con hostilidad, aprenden a pelear.
Si viven con lástima, aprenden a sentir pena de ellos mismos
Si viven con celos, aprenden a ser envidiosos.
Si viven con vergüenza, aprenden a sentirse culpables.
Si viven con aliento, aprenden a ser confiados.
Si viven con tolerancia, aprenden paciencia
Si viven con aceptación, aprenden a amar.
Si viven con aprobación aprenden a quererse.
Si viven compartiendo, aprenden generosidad.
Si viven con honestidad, aprenden la verdad.
Si viven con amabilidad y consideración, aprenden respeto.
Si viven con seguridad, aprenden a confiar en sí mismos y en los demás
Si viven con amistad aprenden que el mundo es un buen lugar donde vivir.

UNA PAUSA EN TU VIDA MUJER  © Copyright 2016 por Miriam Martini


¿Cuál es el mundo que les estás ofreciendo a tus niños?

viernes, 5 de mayo de 2017

Anillo en el pie


“Dame ahora también los manantiales” Josué 15:19
Anillo en el pie es el significado del nombre Acsa, una joven mencionada en el Antiguo Testamento. Hija de Caleb, un hombre valiente y esforzado que se animó a conquistar la tierra prometida junto con Josué más allá de los gigantes que la habitaban y del desaliento de todo el pueblo de Israel.  Lucir un anillo en el pie era una señal de nobleza.  Seguramente su padre había elegido este nombre como preludio del lugar de privilegio que ella tendría para él. Como era costumbre en los tiempos Bíblicos, también eran los padres los que decidían las bodas de sus hijas.  Así fue como Acsa fue dada en casamiento a Otoniel, un hombre valiente que conquistó un monte y una ciudad para ganar el derecho a casarse con ella. Hasta este momento, Acsa aparece como una mujer gozando de los privilegios de estar al lado de dos hombres que habían conquistado de manera esforzada y valiente el lugar donde habitar. Pero luego de casarse, ella le pide a su padre que le de los manantiales de agua de las tierras de su herencia. Le dice: “Ya me diste las tierras, ahora dame también los manantiales” Sale de la pasividad y reclama algo necesario para su nuevo proyecto de vida, los manantiales. Deja de ser espectadora pasiva y pide lo que sabía que era suyo por ser una princesa para este padre.

Amigas creo que a veces, las actitudes muy pasivas no hacen posible que reclamemos a Nuestro Padre un poco más. O quizá, una visión corta del proyecto de vida que tenemos por delante, nos deja escasas en lo que pedimos a Dios. Caleb y Otoniel fueron hombres de conquista y Acsa fue una mujer también conquistadora. ¿Cómo te consideras tú? ¿Tienes en claro cuáles son tus necesidades? La vida de esta mujer nos deja un ejemplo de cómo pedir y a quién pedírselo. No vayas a otro. Dios tiene los manantiales de agua para tu vida. Eres su principal tesoro. Tienes un anillo en tu pie.

UNA PAUSA EN TU VIDA MUJER  © Copyright 2016 por Miriam Martini


“Reclama tus manantiales “