“Ya no vivo yo, más
Cristo vive en mí” Gálatas 2:20
La organización interna de
nuestra identidad es cosa compleja. Entre las normas culturales y sociales,
nuestros propios impulsos y deseos y los límites que nos impone la realidad,
hay que construirse, hay que ser “Yo”. Vivimos
un momento histórico donde el yo predomina. Habrás escuchado seguramente la
palabra narcisismo y aunque sería complicado explicar ese término en una Pausa,
un aspecto no tan sano del narcisismo, es el exacerbado interés por uno mismo,
un exceso de amor propio. Frases comunes que acompañan esta lógica serían, por
ejemplo: “Si lo sientes, hazlo. Si a ti
te hace bien no importa lo que otros piensen. Lo que vale es lo que tú quieres
hacer. Primero tú, luego los otros”. En fin, continúa tú misma la lista.
Lo notable de este asunto es que este egocentrismo que simula libertad,
se convierte en nuestro mayor tirano. Quedamos presas de este yo que crece
desproporcionado en relación a los otros y dejamos de lado el amor por los
demás. Es por esto que Jesús vino a proclamar la libertad del ego, cuando dijo
primero que amemos a Dios con todo nuestro corazón y luego, a nuestro prójimo
como a nosotras mismas. Aparece un orden claro y específico, Dios en primer
lugar y luego mi prójimo y yo en una relación de igualdad.
Amigas, aquellos
lugares de tu espíritu o de tu corazón que se han tornado tan autosuficientes,
tus halos de superioridad con respecto a los otros, creerte superior “a” o
“por” ante alguien no son caminos de libertad sino de tiranía y de poder.
Cristo vino a darte libertad. Una libertad que te permite asumir tu verdadero
yo tal como Dios te hizo y quiso que fueras. Un yo con capacidad de amar y de
servir. Esta es tu verdadera identidad.
UNA PAUSA EN TU VIDA MUJER © Copyright 2016 por Miriam Martini
UNA PAUSA EN TU VIDA MUJER © Copyright 2016 por Miriam Martini
Sólo la entrega del yo en amor a Dios
y a los demás, constituye la perfecta libertad. John Stott
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