miércoles, 17 de junio de 2015

Apatía y desgano

En nuestra sociedad el “deber ser feliz” parecería un mandato obligatorio.
Las cosas se hacen si “Te hace bien a vos” ¿No es cierto?, mas allá de que este bien o mal hacerlas.
La búsqueda de placer constante se confunde con felicidad y bienestar ya que muchas veces esos placeres satisfechos inmediatamente luego terminan transformándose en dolor.
Dolor y placer son como 2 caras de la misma moneda muchas veces.
Las personas hacemos cosas o porque nos trae placer hacerlas o porque algo nos causa dolor.
Pero ¿Qué ocurre cuando nada de eso nos motiva?
¿Cuándo la apatía y el desgano se hacen protagonistas?
Hoy hay muchos jóvenes y adultos que desenlazaron la vida y no tienen ganas de nada, hasta parece que les da fatiga vivir. Se levantan a la mañana, en el mejor de los casos y arrastran contenidos negativos a su existencia apabullados por el desgano y la desmotivación ante todo.
La apatía es una perdida de energía, de deseo o de alegría, como un desfallecimiento casi “fallecimiento” (Luis Hornstein)
Este sentimiento o “estado” torna toda la alegría en algo imposible.
El vivir se torna en sobrevivir y el cansancio y la desesperanza vacían de vitalidad el futuro.
Es un sufrimiento del alma. Una perdida de vitalidad.

¿Cómo nos damos cuenta que predomina este estado? algunos indicadores: 

  •  pesimismo
  • perdida de interés
  • culpa
  • irritabilidad
  • cansancio desmedido
  • insomnio
  • aislamiento
Los sujetos somos sistemas abiertos en tanto nos auto-organizan encuentros, vínculos, duelos y alegrías y vamos haciendo lo que podemos con eso que recibimos.
Hay personas a las que les suceden cosas muy duras y sin embargo no se vuelven apáticos ni indiferentes.
¿Por qué entonces algunos pueden seguir conectándose con el placer y la motivación y otros se sumergen en el desgano y la indiferencia?
Creo que entre otras ocas es porque algunos eligen “Escudarse” contra los golpes que pueden venir d e esa realidad. No pueden hacer ese intercambio sistémico “Creativo” y la apatía y la indiferencia se convierten en escudos contra los golpes que vienen del otro y de la realidad.
Vivir es arriesgar.
Pero tener relaciones sin compromiso profundo, desarrollar indiferencia afectiva y estar solo genera “Huida ante el sentimiento”
La apatía es una perdida de esperanza.
“Entre la apatía y la vida intensa, votamos por la vida intensa con todas sus contradicciones.”
(Hornstein., Luis)
Jesús vino para que tengamos VIDA y VIDA EN ABUNDANCIA. Plenitud, satisfacción, paz, gozo son las consecuencias de una vida enfocada en la persona de Cristo.
Muchos podrán desilusionarte, fallarte, hacerte correr riesgos pero CRISTO ES NUESTRA ROCA SEGURA, NUESTRO REFUGIO. 

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