viernes, 19 de junio de 2015

¿Perder o ganar?

Los seres humanos podeos ser muy diferentes en edad, cultura, fisonomía Etc., Etc. pero hay algo en lo que “Todos” nos encontramos de igual manera. Todos en algún momento ALGO PERDEMOS!! Ya el nacimiento es un acontecimiento de perdida. Se pierde la vida uterina para poder nacer y de ahí los seres humanos vamos transitado una serie de perdidas que nos acompañan toda la vida. Por ejemplo: el pecho materno, los primeros grupos de jardín de infantes o de la primaria, el hogar de nuestros padres, amigos. Y tantas otras instancias propias de crecer y desarrollarse como personas. Implican perder algo para ganar otra cosa.
Cada una de esas experiencias va dejando en nosotros un registro vivencial con sus correspondientes representaciones de lo que es perder lo cual afecta y constituye también nuestra subjetividad.
No importa que perdiste o cuanto perdiste pero te aseguro que a todos nos pasa en la vida en algún momento.
A veces tenemos la ilusión de creer controlar todos y nos sentimos seguros con lo que somos y tenemos (relaciones, trabajo, salud…) pero lo real es que NO controlamos nada y que aun lo que creemos tener como muy seguro o lo mas seguro y bajo control también se nos puede escapar y llegar a perderse de nuestro horizonte.
Es ahí cuando una crisis llamada “Duelo” se instala.
El duelo es un estado psíquico ante la perdida. Es un conjunto de comportamientos sociales e individuales ante eso que se perdió.
Ocasiona un cambio importante en la subjetividad porque el duelo me pone en un personaje distinto, nuevo, un cambio de posición.
Por ejemplo : de ser empleado a ser desempleado, de ser casado a ser viudo, de ser niño a ser adolescente, de ser estudiante a ser profesional.
El duelo es algo progresivo  que atraviesa varias etapas. La primera podemos pensarla como un momento de IMPACTO que es cuando lo que estaba ya no esta mas ; pero  ese estado es tan fuerte que luego hay otro momento que funciona como al resguardo del dolor CONSERVANDO LA ILUSION DEL OBJETO PERDIDO  como para no entrar directamente en un dolor insostenible  nuestras emociones se resguardan y aparecen allí conductas como : conectarse con un perfume que me recuerda a ... o miro las fotos de… o hablo todo el tiempo de un trabajo del que me despidieron…o espero ese mensaje o ese llamado y estoy pendiente del teléfono aun cuando ese llamado nunca va a venir. Son mecanismos defensivos que ilusoriamente  me permiten conservar, aunque sea en la fantasía, a ese objeto (persona o circunstancia) que ya no esta más.
Luego y de a poco todas estas creencias dan lugar a LA VIVENCIA DE LA PERDIDA y recién ahí nos encontramos disponibles para otras tareas y otros vínculos u otros proyectos.
El duelo alguna vez termina y  el sujeto empieza a disponer del interés antes HIPOTECADO en el objeto perdido.
Así se construye toda nuestra historicidad, cerrando etapas para abrir otras nuevas. No es  un movimiento lineal sino espiralado con riesgos, pérdidas, ganancias, evoluciones, regresiones y progresos.
Pero sabemos que la otra cara de PERDER es GANAR porque siempre algo nuevo  adviene.
En la Biblia hay  muchas historias que refieren a este tema pero destacamos hoy la historia de NOEMI y de RUT.
Noemí fue una mujer que no solo pierde su bienestar económico que la hace marcharse junto a su marido a una tierra ajena a su cultura en busca de pan sino que en poco tiempo queda viuda y también pierde a sus dos hijos varones implicando esto, en aquella época, un desamparo total para  ella como mujer.
Toma la decisión de regresar a su lugar de origen en busca de ayuda y estando de nuevo allí pide que no la llamen Noemí sino Mara (amargura) porque así se sentía en ese estado identificada. El cambio en su subjetividad era notable en esta escena.
Pero mas allá de todo sufrimiento, Noemí, acepta la perdida, “Hace el duelo” que tiene que hacer y al final puede conectarse con un “Proyecto de vida diferente” en el cual tanto ella , como su nuera RUT  recuperan una posición social, económica , amparo y protección como parte de un plan divino de ser también  antecesora en la genealogía de Cristo.
¿Cuál es el riesgo que todos en las perdidas enfrentamos? QUEDAR ATRAPADOS en la tristeza, el enojo, la depresión, la rebeldía volcando en nosotros mismos la sombra de ese objeto perdido que ya no va a volver o que ya no estará más.
Creemos en un Dios que no deja a nadie en los sepulcros de las cosas que se mueren porque así como Cristo resucito de los muertos con poder, PUEDE también resucitar en nuestras vidas espirituales y emocionales todo lo que se “Muere”, lo que se pierde; pero no para seguir igual sino para darnos algo diferente o para abrir nuestra visión a un aprendizaje y crecimiento distinto y mejor.

El salmo 23 es una fiel promesa de que aunque estemos en sombras de cosas que se nos van…no vamos a temer porque El estará aun ahí con nosotros. Te recomiendo la lectura completa y detenida en este Salmo y vas a encontrarte con un Dios que eso es justamente: ENCUENTRO, COMPAÑÍA, SEGURIDAD Y PROVISION para la vida.

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