viernes, 6 de enero de 2017

Una mujer empobrecida



“Cuando Jesús la vio, sintió compasión de ella”. Lucas 7:13

Las situaciones de pobreza y sus consecuencias en el panorama mundial, no son una novedad. Pocas familias tienen muchísimo dinero, pero el resto, millones y millones, viven debajo del umbral de lo justo y necesario. Es un problema demasiado complejo que requiere un análisis profundo y delicado el cual sería imposible agotar en una Pausa ¿Verdad? En este contexto, el rol de la mujer siempre ha sido muy importante. Más allá de ser mamá y ama de casa, muchas de ustedes han tenido que salir a trabajar para apoyar económicamente a sus familias, Otras, por diferentes motivos, han quedado solas con sus hijos. Algunas hasta han tenido que dejar sus hogares y vivir a la distancia para enviar dinero desde ahí. Más de una también tuvo que exponerse a situaciones hostiles, sufrir discriminación y violencia de género solamente por ser mujeres. No era muy diferente en los tiempos Bíblicos. Este relato refiere a una viuda desgarrada por el dolor y la desesperanza, ya que el único sostén de la familia, su hijo, también se le había muerto. No estaba sola, mucha gente de la ciudad la acompañaba y estaba con ella. Pero su sentimiento era de soledad y desamparo. ¡Cuán injusta parecía la vida para ella! Quizá se compararía con otras mujeres, solamente para sentirse luego en desventaja. Sin dinero, sin familia, sin descendencia. ¿Cómo encontraría un sentido para su existencia al regresar del cementerio? Lo cierto es que no hizo falta que regresara porque ni siquiera había tenido que llegar.  Jesús había devuelto la vida a su hijo y la miró con Su mirada de compasión.

Amigas, Jesús no está ajeno a la situación que puedas estar viviendo. Te mira con compasión, te dice: “No llores” y defiende tu causa. Nada fue más importante para Jesús en ese momento que detenerse a mirar a esa mujer y tratarla dignamente, no sólo con compasión sino brindándole solución a su necesidad. Permítele detener tu caravana y déjalo obrar.

UNA PAUSA EN TU VIDA MUJER  © Copyright 2016 por Miriam Martini

Oh Señor, tú eres una torre de refugio para los pobres. Isaías 25:4

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