viernes, 27 de enero de 2017

Tiro al blanco


“Y arrojó Saúl la lanza para enclavar a David, pero David las evadió dos veces”1 Samuel 18:11

¿Fuiste alguna vez el blanco de un loco que de golpe se volvió fanático del tiro con arco y flechas? Yo no y ¡Ni quiero serlo! David no pudo elegir demasiado. Era músico, tenía una habilidad poética importante, había pasado días y noches trabajando como pastor de ovejas en Belén. Seguramente la tranquilidad del monte, la serenidad de una noche estrellada y una luna llena habrán sido el escenario de este joven, cuando cuidaba los rebaños de su padre. Un día fue ungido Rey por un anciano llamado Samuel. De todas las familias y de todos los hermanos, él fue el elegido. Dios lo eligió. Sin embargo, los primeros años de vida en el palacio no se parecieron en nada a la vida de un verdadero rey. Todo lo contrario. Lo destinaron a ser siervo y músico del rey de turno quien se había vuelto un poco loco. Los celos que Saúl le tenía (Quizá porque sabía que era su sucesor) hicieron de David el blanco perfecto a sus lanzazos. Cualquiera en esta situación tan injusta, buscaría no solamente tener buena cintura para esquivar, sino que correría a sacar las lanzas de la pared para devolvérselas a quien las arroja. Pero David no lo hizo. David esquivó dos veces y muchas otras veces, hasta tener que huir de su propio palacio. Podría haber elegido vengarse, después de todo, la corona ya era suya. Pero aprendió a esperar a que Dios hiciera justicia.  Su carácter y su personalidad se transformaron durante ese proceso, hasta crear en él, un corazón manso necesario para cuando subiera al trono. A su trono. 

Amigas, las injusticias y las agresiones pueden interrumpir un día tu historia y con ello también el deseo de vengarte y de envenenar tu alma con amargura y rencor. Y no ves la salida. Dios es un Dios de justicia. Él es TU JUSTICIA. Dice Romanos 12:19 “Mía es la venganza, yo pagaré”.

UNA PAUSA EN TU VIDA MUJER  © Copyright 2016 por Miriam Martini

Amigas, no estoy animándote a soportar la violencia. Nos declaramos EN CONTRA de cualquier tipo de violencia. Sino a dejar aparte la venganza y aferrarte a la JUSTICIA.  

viernes, 20 de enero de 2017

Cuando Clara oscureció.



“Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que cree en mí, no morirá eternamente ¿Crees esto?” Juan11:25 y 26

(Dedicado a todas las Amigas que han perdido a un ser querido como mi amiga Perla)
Día de la madre. Almuerzo en familia. Felicidad plena. Una llamada telefónica cambia tu vida y la de tu entorno familiar en un instante. Clara, tu sobrina mayor, se ha quitado la vida. Un dolor que nace de lo más profundo de las entrañas atraviesa tu ser y tu vida gime. Llanto. Dolor. Preguntas.  Confusión. Buscaste desesperadamente su foto en el portarretrato y le pediste explicación: Mi dulce Clarita ¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué? ¿Por qué? Pero no hay respuestas.
EL QUE TIENE EL HIJO, TIENE LA VIDA 1° Juan 5:12. Escuchaste estas palabras del Evangelio elegidas por el pastor en el funeral. Y esas palabras simples se llenaron de significado para ti en ese momento.  Entendiste que en Jesús ¡La vida siempre vence! Hoy sueñas dormida y despierta también esperando abrazar a tu hermosa Clarita. Estas sostenida en esta esperanza.

“¿Dónde está oh muerte tu aguijón? ¿Dónde oh sepulcro tu victoria?” 1° Corintios 15:55 Para los creyentes en Cristo, frente a la muerte de un ser querido, la esperanza del reencuentro es el sostén de cada día de nuestra vida aquí en esta tierra. Aprendemos a vivir esperando ver el Rostro del Amado y de nuestros amores humanos. Lo aprendemos porque no lo sabemos. Lo vamos aprendiendo mientras también lloramos y extrañamos. El sentido del tiempo transcurre de una manera muy peculiar, porque el ayer, el hoy y el mañana se entrecruzan. Dejan de ser lineales o una simple sucesión de eventos.

Amiga, no está muerto quien se piensa, ni quien vive en otra esfera. No está muerto el que cree en el dador de la Vida, Jesús.

UNA PAUSA EN TU VIDA MUJER  © Copyright 2016 por Miriam Martini

La esperanza del reencuentro eterno nos da serenidad para aceptar la muerte de nuestros seres amados.

viernes, 13 de enero de 2017

¡A la flauta!


“No permitas que ninguno de tus hijos sea ofrecido a Moloc”. Levítico 18:21

Quizá no entiendas el título de este escrito, pero nuestros abuelos en Argentina usan esta expresión cuando algo anda mal. Decir: ¡A la flauta! Es señal de que algún peligro se avecina. Evidentemente las generaciones, van arrastrando significados culturales y transmitiéndolos en sus idiomas o dialectos. Posiblemente esta manera de anticipar un peligro tiene que ver con el relato bíblico que hoy hacemos referencia. Moloc, era un dios fenicio al que se le rendía culto por medio del sacrificio de niños y bebés. Estos eran quemados vivos al son de ruidos de flautas y tambores que sonaban estridentemente durante los sacrificios, seguramente para no oír los gritos. Mientras escribo esto, no puedo salir del horror y el espanto que me provoca evocar estas escenas. Si bien, otras culturas, aún en Latinoamérica, repitieron esta idolatría con el correr de los años, fue desapareciendo esta práctica aterradora.
Amigas, hoy las flautas siguen sonando de otra manera. Muchos de nuestros niños y jóvenes quedan presos de otras “Muertes”. Diariamente, en mi consultorio escucho relatos infantiles cargados de dolor, de soledad, de depresión, enojos y abandonos. Una simple mirada en una calle cualquiera de tu ciudad, también te arrojará imágenes de niños entregados a Moloc. Y las flautas siguen sonando. Los ruidos de otras cosas ensordecen a los adultos responsables de cuidar y preservar la vida emocional y física de nuestros pibes (como decimos en Argentina). ¡Que privilegio tienes en tus manos! Seas madre, tía, abuela o tengas hijos del corazón como yo los tengo, puedes evitar esta tragedia” No permitas”, dice Dios. Encuentra todos los modos posibles de cuidar, proteger y atender al niño en sus necesidades. Los ruidos ensordecedores de estos tiempos pueden distraernos de lo que realmente es importante. Muchos niños siguen llorando y nadie los escucha. Confío en que tú los escucharás. Amén.

UNA PAUSA EN TU VIDA MUJER  © Copyright 2016 por Miriam Martini

“Hoy las flautas siguen sonando. No las escuches. Hay llanto detrás”

viernes, 6 de enero de 2017

Una mujer empobrecida



“Cuando Jesús la vio, sintió compasión de ella”. Lucas 7:13

Las situaciones de pobreza y sus consecuencias en el panorama mundial, no son una novedad. Pocas familias tienen muchísimo dinero, pero el resto, millones y millones, viven debajo del umbral de lo justo y necesario. Es un problema demasiado complejo que requiere un análisis profundo y delicado el cual sería imposible agotar en una Pausa ¿Verdad? En este contexto, el rol de la mujer siempre ha sido muy importante. Más allá de ser mamá y ama de casa, muchas de ustedes han tenido que salir a trabajar para apoyar económicamente a sus familias, Otras, por diferentes motivos, han quedado solas con sus hijos. Algunas hasta han tenido que dejar sus hogares y vivir a la distancia para enviar dinero desde ahí. Más de una también tuvo que exponerse a situaciones hostiles, sufrir discriminación y violencia de género solamente por ser mujeres. No era muy diferente en los tiempos Bíblicos. Este relato refiere a una viuda desgarrada por el dolor y la desesperanza, ya que el único sostén de la familia, su hijo, también se le había muerto. No estaba sola, mucha gente de la ciudad la acompañaba y estaba con ella. Pero su sentimiento era de soledad y desamparo. ¡Cuán injusta parecía la vida para ella! Quizá se compararía con otras mujeres, solamente para sentirse luego en desventaja. Sin dinero, sin familia, sin descendencia. ¿Cómo encontraría un sentido para su existencia al regresar del cementerio? Lo cierto es que no hizo falta que regresara porque ni siquiera había tenido que llegar.  Jesús había devuelto la vida a su hijo y la miró con Su mirada de compasión.

Amigas, Jesús no está ajeno a la situación que puedas estar viviendo. Te mira con compasión, te dice: “No llores” y defiende tu causa. Nada fue más importante para Jesús en ese momento que detenerse a mirar a esa mujer y tratarla dignamente, no sólo con compasión sino brindándole solución a su necesidad. Permítele detener tu caravana y déjalo obrar.

UNA PAUSA EN TU VIDA MUJER  © Copyright 2016 por Miriam Martini

Oh Señor, tú eres una torre de refugio para los pobres. Isaías 25:4