viernes, 11 de noviembre de 2016

Reinas para servir



“Yo creo que has llegado a ser reina para ayudar a tu pueblo en este momento”. Ester 4:14 (NVI)

Crecimos enriqueciendo nuestra imaginación con cuentos de hadas, reinas y princesas. Si ya eres madre, seguramente narrarás las mismas historias a tus hijas.  Disfrutarás cuando se disfrazan con tus zapatos de tacos, pintan sus labios y visten tus vestidos como queriendo hacer realidad algo que sólo es posible en la fantasía. Ester no habrá quedado afuera de estos deseos infantiles, más allá de que la vida la había privado de una madre que pudiera narrárselas.  Era huérfana y de nacionalidad judía, un verdadero problema en época de esclavitud. Lejos, muy lejos estaba de hacer realidad ese sueño de niña ¿No te parece? Pero lo cierto es que, en ese imperio persa, un día el rey la iba a mirar a ella más que a ninguna y de ser una joven marginal y discriminada pasó a ser la reina del imperio. ¿Qué me dices? Dios tenía previsto este “Cuento de hadas” (que no fue un cuento).  Él acomodó las circunstancias de tal manera, para que el pueblo judío se salvara del perverso decreto emitido por un asesino como Amán, quien tramaba un inminente genocidio.

Amigas, al igual que Ester, Dios nos puso en una posición de privilegio en nuestra comunidad.  No solamente para disfrutar de los beneficios de la Gracia (aunque eso es maravilloso) sino para que miremos a nuestro alrededor y que más allá de los impedimentos que encontremos en el camino, nos comprometamos con la justicia social, la ayuda y nos opongamos a la opresión de los pobres y de los marginados. Ester apeló a su autoridad de reina para interceder por su pueblo, nosotras tenemos la autoridad de Cristo para colaborar en sus propósitos.

UNA PAUSA EN TU VIDA MUJER  © Copyright 2016 por Miriam Martini

Elevadas a reinas para servir como siervas.

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