Confundido entre otros árboles parecidos, se entremezcla allí, muy
pegadito a cualquier otro, el “Árbol hipócrita”. Un ejemplar del tipo
parasitario que crece abrazando con sus ramas y raíces a otro árbol de quien se
alimenta y a quien poco a poco va matando y dejando totalmente seco. Parece una
tierna imagen de “Amor” ver a los árboles abrazados, pero lo real es que más
que amor es una muerte segura.
Amigas algunas de nosotras construimos relaciones de
este tipo. Abrazamos con una dependencia excesiva a otras personas: pareja,
hijos, amigos y padres. O, por lo contrario, permitimos que otros se abracen a
nosotras invadiendo toda nuestra experiencia y dejándonos como víctimas de sus
necesidades. Sansón y Dalila se abrazarían de esta manera ¿No te parece? Ella fingió
amar a Sansón, pero su única intención era descubrir su secreto para dejarlo
sin fuerzas favoreciendo de esta manera una estrategia política. Sansón,
llevado por su debilidad, se dejó “Parasitar por esta relación” sin poder poner
ningún tipo de límites llegando al extremo de desear la muerte: “Presionándole ella cada día con sus palabras
el alma de Sansón fue reducida a
mortal angustia” Contrario a Dalila,
a algunas mujeres se les enseñó a ser dependientes. Aprendieron a centrar sus vidas
alrededor de otras y a enlazarse en relaciones que no les han permitido crecer
y desarrollarse en un clima de confianza, seguridad, cuidado y libertad,
confundiendo la resignación con el amor responsable y maduro. Dios dice que en
el amor NO hay temor y dejó el perfecto ejemplo de un amor sincero, genuino y
eterno a través de Jesús. Su entrega fue desinteresada, sin buscar a cambio
ningún provecho personal sino solamente ser esa persona en quien deposites tu
confianza simplemente porque es Dios y SU AMOR NO DEFRAUDA, sino que te da
seguridad, confianza, libertad y VIDA.
UNA PAUSA EN TU VIDA MUJER © Copyright 2016 por Miriam Martini
Que
tu vivencia de amor sea para vida y no para muerte
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