Definición: Se plantea tanto como actitud o como capacidad, de sobrellevar situaciones difíciles y conflictos de diversa índole. Se caracteriza porque quien la posee actúa con tranquilidad, es decir, que por más adversa que le resulte una realidad no pierde la calma. Se relaciona generalmente con el valor, la madurez y la perseverancia.
Proviene de la palabra pati, que significa sufrir, lo cual se relaciona con que, para esta actitud, para esperar hay que padecer, y se hace con la conciencia de que el beneficio llegará sin importar su origen
La relación que los seres humanos tienen con el tiempo es cambiante. A lo largo de los siglos el hombre intento no solo medir el tiempo sino ganarle al tiempo. Superar records y desafiar los límites que el tiempo impone. Si bien esto demuestra lo amplio que el ser humano puede llegar a ser y el despliegue de sus capacidades, quizá ha dejado como consecuencia un sentimiento de intolerancia ante las cosas que “se tardan”, La espera es intolerable. Vivimos en un contexto donde el “llame ya” y lo “instantáneo” hace que todo sea rápido y efectivo. Para comer ya no hay que buscar la leña y prender el fuego porque el microonda en instantes cocina cualquier manjar. Para comunicarnos ya no es preciso escribir cartas y esperar a que un cartero las entregue en mano porque el WhatsApp lo soluciona en seguida y ni siquiera la distancia es un impedimento. En este contexto hablar de desarrollar la PACIENCIA parecería casi chistoso o imposible. Nos acostumbramos a las cosas rápidas y si algo tarda un poco nos ponemos impacientes y molestos. Las esperas nos descontrolan y desatan ira, enojo, frustración e impulsividad. Hablar de falta de control de impulsos es un diagnóstico más que común y la hiperactividad también se suma a la lista de patologías propias de la relación del ser humano con el tiempo y con el control de sí mismo, entre otras cosas que las generan.
La paciencia absoluta no existe, sino solamente en Dios. Él tiene paciencia perfecta con nosotros y con todo el Universo. En cambio, el ser humano debe “desarrollar la paciencia".
Ahora bien… ¿Dónde se genera la impaciencia? Justamente en esa zona de tensión entre lo que “es” y lo que querría que fuese. Entre lo que es y lo que espero que sea. Entre el tiempo presente y el futuro. La vida se nos presenta como ES. Los acontecimientos históricos no siempre podemos cambiarlos. La vida se nos va “viniendo” y a lo sumo podemos llegar a modificar algunas cosas. Desarrollar la paciencia es primeramente aceptar las cosas como se nos presentan. Comprender y acompañar los procesos soportando aquello que no podemos modificar, pero esperando con paciencia lo que deseamos y por lo que quizá estamos trabajando.
También tenemos que desarrollar paciencia con las personas que nos rodean. Ya sea en la vida familiar o social puede que existan personas que sean difíciles de soportar. Tener paciencia es esperar con optimismo los cambios como también aceptar al otro como es sin intentar cambiarlo al modo en que uno desea cambiarlo. La paciencia es necesaria para desarrollar buenas relaciones. Proverbios 25:15 y para ampliar la comprensión de lo que los demás son o hacen, nos hace más sensibles.
Otra área donde se requiere paciencia es con nosotros mismos. A veces no estamos conformes con lo que somos y tenemos y no podemos sobrellevar ni nuestras propias vidas. Romanos 5:4 dicen que la paciencia nos ayuda a soportar las pruebas. Madura nuestro carácter. Nos hace estables y firmes. Aunque no haya resultados prontos en las pruebas y las dificultades, si asumimos los momentos difíciles con paciencia, nuestra fe en vez de debilitarse, se fortalece.
La
paciencia es el resultado de poder controlarse a uno mismo. Dice en 2 Pedro 1
que al conocimiento hay que añadirle dominio propio y al dominio propio,
paciencia. No por casualidad la Biblia pone la lista de virtudes encadenadas
una de la otra. Creo que el sentido de esta lista del capítulo 1 de 2. Pedro
enlaza a la madurez y a la piedad con conocer, comprender dominar las propias
pasiones para luego poder vivir y experimentar paciencia con la vida, con los
otros y con uno mismo. Sin control y dominio propio es imposible la
Espera. Es por eso que la idea de fuerza
entra en juego en estas palabras. Para poder controlarse y dominarse a uno
mismo hay que poder sostener con fuerza la tensión que se produce entre lo que
Es y lo que necesito que SEA.
Estamos acostumbrados a buscar resultados inmediatos en todo. Entonces soportar los procesos se hace insostenible. Algunos reaccionan con ira ante lo que no se da, otros con depresión, otros con trastornos de ansiedad y otros salen a la vida impulsivamente en una búsqueda desesperada por alcanzar lo que no tienen. En ese carril descontrolado, las familias se separan, los matrimonios se divorcian pronto, los jóvenes se apresuran a tomar decisiones y los adultos viven insatisfechos todo el tiempo.
En términos generales, la paciencia incluye algo de sufrimiento. Soportar y sufrir no son emociones muy agradables, pero si, son necesarias a la hora de desarrollar un carácter maduro, estable y con la posibilidad de comprender las circunstancias por más adversas que se presenten.
La paciencia ejerce poder. Es poderosa. No es pasiva sino activa
Es el espíritu que puede sobrellevar las cargas por su esperanza inflamada, no por simple resignación; no es el espíritu del que se sienta, dispuesto a soportar estáticamente, sino el que conlleva la adversidad porque sabe que está siguiendo un camino que conduce a la gloria; no es la paciencia del que aguarda ceñudamente el fin, sino del que espera radiantemente un nuevo y mejor amanecer. (Williams Barclay)
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