Mucho se escribe y se seguirá escribiendo acerca de
la comunicación eficaz. Métodos, reglas prácticas y cuentos alusivos al tema
abundan. Lo cierto es que cada vez las personas se entienden menos. En
realidad, comunicarse es un verdadero arte. Entre lo que uno dice y el otro
escucha hay un mundo infinito de significados. Será por eso que los malos
entendidos, las incomprensiones y las discusiones erosionan hasta los vínculos
más seguros. Los silencios que se llenan con supuestos, las cosas que no nos
animamos a decir para que nadie se enoje. Lo que se nos dice, pero no queremos
escuchar. Las palabras que lastiman y las emociones que no se contemplan en el
medio. Todos son indicadores de desconexión entre dos mundos, el mundo del
quien habla y el de quien escucha. Santiago propone dos movimientos, dos
tiempos distintos:

Quizá tu mundo de relaciones
hace tiempo que empezó a dar señales de distanciamiento y falta de comprensión.
Posiblemente las ocupaciones, la falta de tiempo o los des-tiempos han
desgastado el encanto del diálogo y de la comprensión mutua. La comunicación es
un proceso dinámico que conduce al descubrimiento y al aprendizaje. Cuando todo
esto falla, el resultado es la soledad y el aislamiento. Recuerda, los pasos de
esta danza son oír de la mejor manera y hablar de modo que te entiendan.
Habla de tal manera que otros amen escucharte. Escucha
de tal manera que otros amen hablarte.
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