viernes, 22 de abril de 2016

Conductas autodestructivas

El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; Yo he venido para que tengan vida. Juan 10.10
Comenzamos de esta manera una serie de estudios incluidos bajo el título de conductas autodestructivas. No nos proponemos hacer una investigación profunda del mismo sino abrir un espacio de lectura de reflexión y de posibilidad de cambio y da salud emocional y espiritual. A modo de introducción decimos que…
Algunas personas incurren en conductas que no son muy buenas ni saludables para ellas. La búsqueda de placer inmediato trae como consecuencia hacerse daño sin quererlo muchas veces. Comer en exceso, elegir el sufrimiento, agredirse físicamente, consumir sustancias, ingesta de pastillas no recetadas   por un clínico, descuido de la salud, son entre otras, manifestaciones de conductas autodestructivas. Detrás de estas evidencias, existe una persona lastimada, agredida y desvalorizada. Sin autocontrol y con un monto de impulsividad que ha ganado terreno poco a poco. Lamentablemente hasta el suicidio entra en la escalera descendente hacia la destrucción de sí mismo. Es triste y desalentador pensar que esto puede suceder, pero lo cierto es que ocurre y más de lo que te imaginas. El sufrimiento de quienes padecen este desajuste emocional y afectivo raras veces se comparte. Se sufre en soledad. Almas tristes que necesitan castigarse a sí mismas para sentirse vivas.
Quizá tú seas una de esas personas. El sentido de compartir esta lectura es para que sepas que no estás solo. Puedes compartir tu carga. La lucha en soledad aumenta tu desesperanza ¿Te descontrolas cuando algo se te frustra? ¿Tus impulsos te lastiman si algo te sale mal? Entonces, estas en problemas amigo. Necesitas ayuda. No te engañes. El enemigo confundirá tus pensamientos. Te llevará a un lugar de acostumbramiento y de rendición para que no luches más. Solo el amor, la valoración y el perdón de Jesús harán nuevas todas las cosas. Él puede reparar tu corazón lastimado, devolver lo que la tristeza te robó y construir más allá de lo que hoy percibas como destruido. El propósito del encuentro con Jesús es darte vida y vida en abundancia. Acompañarte, estimarte y darte un sentido distinto a tu concepto de ti mismo. No le entregues al enemigo la autoridad de tus impulsos. Deja que Cristo tome el control y te devuelva esa autoridad para que crezcas en amor hacia Dios, hacia ti mismo y hacia los otros.


Entre los individuos que mueren por suicidio, entre el 50% o el 60% han manifestado alguna vez alguna conducta autodestructiva. ¡No le quitemos importancia!


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