“Entren por sus
puertas con acción de gracias” Salmo 100:4
¿Por qué será que nos cuesta tanto ser agradecidos? Reaccionamos muy rápido ante las pérdidas
pero no somos tan propensos en valorar lo que tenemos. O mejor dicho, muchas
veces le damos valor a lo que tenemos una vez que lo perdemos. ¿Has escuchado
esta frase no es así? Y ¡cuán cierta es! Una actitud agradecida, transforma lo
ordinario en extraordinario. Una de las mayores trabas para agradecer es
enfocarse siempre en lo que nos falta. Esto hace de nosotros, sujetos
demandantes y desconformes. Siempre queriendo un poquito más. La gratitud nos enfoca en lo que tenemos. Aprendemos a
valorar cada cosa y a estar conformes (Que no significa conformismo) sintiendo
satisfacción más que carencias. Un espíritu agradecido pone en marcha
mecanismos de mucha generosidad, alegría
y dependencia espiritual en el Señor. Nos redime de la soberbia y de la
autosuficiencia dándonos la humildad necesaria para relacionarnos en términos de igualdad y ayuda
mutua. El agradecimiento es un ejercicio piadoso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario