lunes, 29 de febrero de 2016

No es para cualquiera: La integridad

Muchas frases de pensadores o de artistas callejeros pintan una noción de que se entiende por alguien honesto, integro o como decimos vulgarmente alguien que “No es trucho”
Por ejemplo: “lo que eres en la intimidad eso es lo que eres” o lo que reposa detrás de nosotros son pequeños detalles en comparación a lo que reposa dentro de nosotros y así muchas…
Pero si vamos a la Biblia, la Palabra de Dios en el Salmo 15 encontramos una descripción detallada de un carácter integro.
El carácter es justamente esa percepción interna que cada uno de nosotros tiene de sí mismo y desde la cual da respuesta al mundo que lo rodea. El carácter es más allá del rol que podemos ocupar. Los roles en la vida a lo largo de nuestra historia nos van poniendo en diversos personajes: estudiante, empleado, esposo, novio, hijo amigo etc. Pero el carácter pone de manifiesto a la persona real que está detrás de ese  personaje. Cuando lo que demuestro se acerca casi completamente a lo que soy, entonces estamos más cerca de la  autenticidad de carácter, de la congruencia, de la integridad.
Pero iremos un poco  más allá de la congruencia, porque podemos ser muy congruentes y no ser para nada íntegros.
Si revisamos este Salmo, entenderemos cuál es la medida o la norma de Dios para este carácter:
  • Conducta intachable: Más allá de poder hacer lo incorrecto o de tomar atajos, hace lo que debe hacer según las norma de Dios para eso.
  • Practica la justicia: Toma una posición activa a favor de la justicia .La practica no solamente la predica.
  • Dice la verdad de corazón: Aunque esa verdad lo comprometa o duela, está dispuesto a evitar mentir. Hace frente a los asuntos con la verdad.
  • No calumnia. Es cuidadoso .No emite juicios de valor. Considera. No dice nada que a otro pueda hacerlo quedar mal.
  • No hace mal al prójimo. Es cuidadoso con sus vínculos y modo de relacionarse. No ocasiona daño, no hace mal.
  • No acarrea desgracias
  • Busca compañías que honren a Dios y reprueba aquello que pone en riesgo el nombre de Dios
  • Cumple lo que promete. Es confiable. Es seguro.
  • Ayuda y presta, no acepta sobornos.

Pareciera una lista muy difícil de alcanzar por medios humanos. En la historia encontramos muchas personas que han desarrollado esta cualidad de carácter. Cuando nuestro sistema de relación con Dios se nutre de Su Verdad, de  Su imagen y le damos lugar a esa imagen de Dios en nosotros, la integridad toma lugar. Crece. Es una  correlación entre lo que soy y lo El es en mí. La capacidad de conocerle íntimamente  transforma mi carácter en un carácter obediente pero con una obediencia  natural. No impuesta. Dios es el que más interesado está en involucrarse en ese proceso de cambiar nuestro carácter y llevarlo a la integridad, a la honestidad porque esa es la única manera de SER LUZ y de ser SAL como dice en el Sermón de la montaña.
Buscando ese carácter encontramos a Dios y reconocemos sus atributos a disposición para nosotros
No es sólo una cuestión de obediencia, es una respuesta de relación con Dios. Es transformación de carácter.

El salmo termina con una promesa: “NO caerá jamás”. No está afirmando que no habrá dificultades ni tormentas. Al contrario, quizá tenga más que nadie o enfrente muchas dificultades por intentar mantenerse fiel en un sistema infiel a Dios y a Su verdad pero en medio de lo que le pase, no caerá!! . La presencia de Dios y la comunión íntima con EL le dará el reposo que necesita para mantenerse firme.

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