viernes, 19 de febrero de 2016

Sed de venganza

Entre muchos sentimientos que experimentamos los seres humanos, la VENGANZA es uno de los más peligroso y mortíferos. La entiendo como un micro organismo. ¿Viste alguna vez como una masa de harina crece al echarle levadura? .Crece porque la levadura es ese microorganismos que altera su tamaño por el estado de fermentación. Así es la venganza. Fermenta en el corazón, crece y aumenta el sentimiento desde el más simple dolor o disgusto hasta el más terrible deseo de muerte .Las películas están nutridas de argumentos como estos y las historias de la Biblia no los encubren tampoco.
El rey Saúl fue un ejemplo, un mal ejemplo, de celos traición y venganza. Cuando David empezó a hacerse más popular que él, no lo soporto. Su único objetivo se convirtió en darle muerte ya sea con lanzas, guerras, batallas o casamiento. ¡Sí! hasta pensó casar a su hija Mical con él para exponerlo a la guerra con los filisteos y darle un empujoncito a su desaparición. Pero todo lo que intentaba le salía mal porque Dios estaba con David.
El terreno de nuestras relaciones personales es complejo. Muchas de ellas están teñidas de amor genuino, de respeto, de cuidado y de lealtad toda la vida. Esto existe aunque no lo creas. Se trabaja en esto cuando se ama de verdad. Otras, al contrario, están arruinadas por el dolor, el maltrato, la violencia y las injusticias. ¿Cómo no querer vengarte en esas situaciones? Parecería casi una respuesta natural del corazón humano. Buscar la venganza aparece como una ilusión de alivio al dolor aunque no es así. La venganza nos mete en un territorio oscuro, mediocre, cerrado solamente con la llave del dolor y de la esclavitud no solamente del agresor sino por ende a la del agredido. Ambos quedan presos en esa alianza.
La necesidad de que el otro “Pague” por lo que hizo, captura tus días, tus noches, tu vida. Piensas mil maneras para hacerlo sufrir. Dibujas formas, escribís en tu mente frases que le dirías, imaginas escenas que te gustarían que pasen. Ala manera de Saúl: “Elegís las lanzas” para tirarle al blanco.
Nada alcanza en tu mente. Y si pudieras hacer real tus fantasías, te encontrarías que nada satisfaría tampoco tu ilusión de clama. Lo real es que una vez que sos lastimado (sea como fuere) nunca las cosas van a volver a su estado original. O empeoran o sanan y te hacen mejor persona. 
Creo que la ilusión de la que hablamos es una falsa idea de volver a que las cosas regresen a ese estado original de tu corazón. Por eso la “Sed “de venganza es insaciable. No para. No para. No para.
Se crea algo así como una DEUDA de quien agrede para con el agredido. Y esa deuda crece a pasos agigantados como la levadura. Hasta que ocupa todo el terreno de tu experiencia. Emocional, física y espiritual. Crece con intereses desmedidos.
Es difícil sanar heridas muy profundas. Hay agresiones que exceden a lo que uno pueda imaginar. Seguramente, vos que estas leyendo este blog, me dirás: “Miriam, no te imaginas lo que yo viví, no sabes lo que me hicieron”. Y es cierto, no conozco tu dolor. 
No hay muchas fórmulas en el mercado de las emociones que pueda ofrecerte la cura para este dolor. Ni hay billetes que alcancen en el banco de la vida para pagar deudas impagables.
Y no hay porque por más que existiesen, ninguna sería tan efectiva como la misma persona de DIOS. Es difícil de explicarlo. Es una maravilla vivirlo. Una vez que experimentas el encuentro con Jesús, su Espíritu pone en marcha tus recursos mentales emocionales y físicos para que sanes, resignifiques, liberes y perdones. 
Por mucho tiempo yo misma creí que esto era un discurso facilista y negador. No podía entender que perdonar era liberar. No quería hacerlo, no lo creía justo. Fue entonces cuando descubrí la diferencia entre JUSTICIA Y VENGANZA. 
Dios más que nadie está interesado en HACER JUSTICIA Él es un Dios de Justicia y está a favor de la justicia social, personal…humana. No disfruta de tu dolor. No es perverso o indiferente. Es Justo y Perfecto. Él dice: “Mía es la venganza, y la retribución” Dt. 32:35. 
Es por el entendimiento de Su Persona y de su modo de obrar que podrás entender el significado de tus experiencias dolorosas y cambiarles el significado sin negarlas sino creciendo a través de ellas y perfeccionando la persona que eres.
Hoy te invito a confiar en esa Persona. A entregar tu dolor en Sus manos. A trabajar en esto con la presencia de Su Espíritu Santo y a experimentar la JUSTICIA a cambio de la venganza.


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