¿En qué confías? Sabes que muchas personas sufren angustia, tristeza,
desánimo, insomnio y otros males por el solo hecho de haber perdido la
confianza. Quizá tú seas una de ellas. La confianza y el conocimiento aparecen
como dos caras de una misma moneda. Al nacer, los seres humanos somos totalmente
dependientes. Sería imposible la supervivencia si no hay asistencia total de un
adulto que alimenta y cuida. Es en estos primeros momentos de la vida y en los
siguientes, donde los apegos se van
construyendo. Un contexto de “Apego seguro” en dónde se proveyó de alguna
manera seguridad al niño, aporta la materia prima necesaria para que la
confianza se desarrolle. Confianza en sí mismo, en las propias posibilidades y
confianza en los otros. En los casos dónde la historia personal estuvo
atravesada por apegos “Inseguros” por falta de estos cuidados y seguridad, es
probable que la confianza en ese futuro adulto quede en parte dañada, afectada
y se constituya una variedad de aspectos en el carácter derivados de esta
inseguridad fundante. Podemos confiar en la medida que conocemos a aquel en
quien depositamos la confianza.
Así,
del mismo modo ocurre con Dios. A lo largo de la historia, el ser humano se
separó y distanció de la presencia de Su presencia. Esto generó una brecha tan
grande que el desconocimiento se acrecentó y esa relación quedó dañada
afectando también la confianza y la seguridad en nuestro modo de vivir la vida.
Este salmo nos invita a confiar en
términos de conocimiento de Su nombre. ¿Cómo crecer en la confianza hacia El?
Meditar en la palabra de Dios.
Ese nuestro manual de conexión con Dios. Su Palabra es Verdad y allí Él se
revela de manera real y concreta para que lleguemos a conocerlo. Nuestras lógicas cambian hacia las lógicas
divinas y nuestra fe crece para sostenernos
afirmando nuestras vidas en lo que Él Es.
Hay en la Biblia muchos ejemplos de hombres
y mujeres que confiaron más allá de las circunstancias porque conocían a Aquel en quien habían depositado su confianza.
Hebreos 11 es el capítulo que sobresale en ejemplos de Fe, de confianza. Son
Héroes en este tema.
¿Qué es lo que permitió que confiaran así?
Estoy segura que fue el conocimiento que habían alcanzado de Dios pero también,
la posibilidad de entrega personal. Cuando dejamos que Él sea quien tiene el
control, nosotros nos corremos del centro y Jesús ocupa el lugar. Allí nos
sorprende, nos confirma y nos enseña que Él es un ancla segura.
También puede pasar que tú necesites más
tiempo para confiar o más pruebas para sentirte seguro. Tal fue el caso de
Gedeón, el juez de Israel que necesitó confianza antes de ir a la batalla
contra los madianitas. (Jueces capítulo 6) o de Tomás , el discípulo que no
confió tan rápidamente en la resurrección y necesitó Ver las manos de Jesús.(Juan
20:27) hasta que pudo decir ¡Señor mío y
Dios mío! Una vez que logró afirmar su confianza.
Por eso, te animamos desde este programa a que te animes a depositar y entregar tu confianza en el único que permanece FIEL. Aunque todo alrededor cambie. El no desampara a quien le busca.
La confianza sube en escalera y baja en ascensor por eso mira en quién la depositas.
Jesús es tu lugar seguro.
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