viernes, 4 de diciembre de 2015

Salud mental vs. Salud espiritual: #3 "Excesos y obsesiones"

Muchas veces el ser humano entra en estados de creciente exigencia personal que no puede medir y que lo lleva a un ritmo de  vida comprometida y ocupada que no necesariamente es del lado de la salud física, emocional ni espiritual.
Parecería que en nuestro modo de ser y estar en el mundo todos tenemos distintas tendencias:
·         Los que se paran más del lado del sentir…emocionales, pasionales
·         Los que lo hacen desde el pensar…intelectuales racionales
·         Los que hacen…los de acción los que producen y producen.
Ninguna de estas formas es tan pura…pero algunos tendemos más  hacia una u otra marcando algo así como una tendencia de personalidad característica que acompaña toda nuestra experiencia de vida individual, social y hasta en la relación con Dios también.
Hoy vamos a intentar reflexionar en aquellos que pierden  y  confunden la noción de compromiso  y responsabilidad con excesos, obsesiones y exigencias que solo llevan a un desgaste imparable de activismo disfrazado de obediencia pero que deteriora las relaciones con los demás…consigo mismo y por supuesto con el Espíritu Santo.
No olvidemos que nuestro contexto socio cultural y la mirada capitalista de occidente han llevado a las sociedades a un nivel de consumo y de producción imparable de objetos,  detrás de la fantasía de lo que  es “Necesario o imprescindible” del cual no podemos corrernos tan fácilmente porque casi se ha hecho carne en todos.  Cada vez las exigencias de mercado son más altas y cuesta correrse, detenerse, descansar, preservar el ocio como algo sano, dedicar tiempo a la recreación a lo lúdico o al tiempo libre olvidando que son aspectos propios de la salud mental y física   más allá del llamado a  estar siempre ocupados y exigidos por horarios, compromisos y  corriendo detrás de resultados.
La lógica resultadista y exitista  , el miedo a fracasar, la falta de estima personal, la descalificación propia, los sentimientos de culpa no resueltos, la falta de afecto o reconocimiento por parte de las figuras parentales, las crianzas ligadas a castigos y mandatos rígidos e inamovibles y los sentimientos de fracaso  son combinaciones perfectas para que se despliegue una personalidad insegura y culpógena que solo busca apagar la idea de castigo divino a través del hacer pero del hacer exigente, perfecto, sacrificado a un nivel tan inalcanzable que ejerce un efecto de “No poder parar y no poder parar” porque nunca se satisface esa falta interna sino haciendo más y exigiéndose más a sí mismo y a los que los rodean.
Mayormente estas personas no pueden “Armar equipo”… ¿Quién puede seguirles el ritmo?
Consideran que nadie puede hacer las  cosas como ellos las hacen, entonces prefieren hacerlas solos y pase lo que pase  cumplirán  con la exigencia de todos modos.
Podríamos pensar desde un modelo dinámico de la personalidad que hay implícitamente una necesidad de castigo, un autocastigo casi masoquista  que solo se apacigua “Pagando tributos” “Haciendo cosas”, “Exigiéndose más y más”. Un modelo punitivo que es del orden de lo inalcanzable pero que agota , desgasta y deja al sujeto “sin carga de baterías” hasta provocar a veces serias enfermedades, stress, depresiones  u otro tipo de enfermedades somáticas y/o  anímicas  que distan muchísimo de lo que Jesús demanda o de lo que es espiritual realmente.
Si miramos lo que Jesús tiene para decirnos es que ante todas las cosas y ante todo lo que hagamos o pensemos ...”Nos cuidemos personalmente”, El mandamiento de Ama al Señor con todo tu corazón, con toda tu mente y con todas tus fuerzas ya nos ubica en una posición alineada con el equilibrio del alma, la mente, el corazón y el Hacer, sin que ninguno domine más que otro y dice que desde ese lugar debemos también  Amar  a nuestro prójimo…desde este lugar equilibrado según nos amemos a nosotros mismos y a Dios .
El más que nadie se ha ocupado de mostrarnos aspectos tan imprescindibles del cuidado personal el aspecto físico, el emocional, el social, el intelectual y el espiritual porque conoce lo que somos y sabe que podemos descuidar alguno de ellos en detrimento de otros ocasionando desequilibrios y afectos negativos que no nos hacen bien y que nos alejan de la armonía espiritual y del disfrute de la vida abundante que Él quiere que tengamos.
Los que sufren de “Activismo y de obsesiones” puede que piensen que es egoísta o poco responsable dedicar tiempo al cuidado personal. Quizá ni se lo permiten porque no se dan ese permiso para “Registrar” que también como cualquier ser humano…Lo necesitan. Les cuesta conectarse con las necesidades propias, las invisibilizan y se hacen solo visibles cuando el cuerpo pasa factura y ya se transforma en algún síntoma somático o anímico o espiritual.
Por eso… cabe pensar ¿Es egoísta el cuidado personal?, ¿Me exige Dios una vida tan ocupada siempre? ¿Es mi nivel de exigencia tan alto que nada conforma a Dios?
Si recorremos el ejemplo de Jesús  vamos a ver que Él pudo armar  un equipo de hombres que no eran perfectos, todo lo contrario, casi ni nivel de instrucción tenían y sin embargo a ellos encargo la Misión más importante de su Reino. Lo vemos también, divertirse, descansar, pedir ayuda, buscar compañía, estar a solas y retirarse cuando necesitaba estar con el Padre.
No vemos en los evangelios a un Jesús agotado, extenuado, de mal humor, sin falta de tiempo para nadie o solitario y sin poder compartir. Él podía detenerse en cualquier camino y flexibilizar su agenda sin obsesiones ni estructuras rígidas. Su vida era movible y hasta  a veces casi impredecible (para nosotros, no para EL)  en lo que iba a hacer
También si avanzamos en el ejemplo del apóstol Pablo vamos a ver como él se preocupaba por la salud espiritual de Timoteo y de todos los cristianos animándolos a la llenura del Espíritu, a la vida piadosa, a los buenos tratos, al descanso, a la solidaridad, a redimir el tiempo, darle un buen uso al tiempo pero manteniendo todo nuestro ser: Espíritu Alma y cuerpo irreprensibles para la venida de Cristo o sea en”  armonía” y en “sintonía” sin dejar de lado nada.
La figura del cuerpo como Templo de Cristo también es fuerte!! Si mi cuerpo es un lugar donde Cristo habita debo cuidarlo, debo exigir y dar hasta donde puedo hacerlo con toda la Paz en mi interior de que El no necesita de mis sacrificios sino de mi honra. Dice 1 Samuel 15:22:
“¿Qué es lo que  más agrada al Señor tus ofrendas quemadas y sacrificios o que obedezcas a su voz? …escucha!!! La obediencia es mejor que el sacrificio y la sumisión es mejor que ofrecer la grasa de los carneros.”
Cerrando…Dios se agrada de una relación con El sana, plena intima más que en cumplir con exigencia personales que solo apaciguan nuestras culpas. El ya cargo el peso en la Cruz, El pago nuestras deudas y busca adoradores que le sirvan en Espíritu y en Verdad como resultado de esa relación y no como una búsqueda para apaciguar Su ira.




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