“Entonces le dijeron
a Moisés: Habla tú y te escucharemos, pero que no nos hable Dios directamente
porque moriremos” Éxodo 20:19
Desde el principio de la humanidad, el vínculo que el hombre cree
tener con Dios está afectado por el miedo, la vergüenza y la culpa desfigurando
la forma amorosa, comprensiva y de confianza que desde la eternidad siguen
vigentes y seguirán desde Dios hacia el hombre. En la historia del pueblo de Israel,
en el Antiguo Testamento, hay muchas escenas que grafican miles de maneras que
Dios usó para que entendamos algo de cómo es su trato y su corazón hacia
nosotros también. Este relato es un caso de lo que estamos diciendo. Ellos
temieron y se alejaron de la montaña donde Dios estaba dando el decálogo de
mandamientos a Moisés, entre estruendos de trompetas, humo, relámpagos y
truenos. Y al igual que tu hijo seguramente se asusta cuando hace algo mal,
rompe algo valioso de la casa o trae una nota no tan buena de la escuela,
dijeron: ¡Papá se va a enojar! Mejor háblale tú. En un contexto de ley como éste,
es lógico sentir a Dios tan lejos de nuestra experiencia. De hecho, varias
veces en este capítulo dice que
el
pueblo se puso “Lejos” de la presencia de Dios. Distanciamiento, culpa,
vergüenza y miedo son indicadores de una vida que aún no experimentó la Gracia
de Dios.
Amigas, no tengan miedo. No necesitamos que otros hablen
por nosotros a Dios. Tú puedes acercarte con confianza SIEMPRE, aun cuando
sientas que tu vida no está tan en orden como crees que debería estarlo o que
ya te alejaste demasiado como para volver ahora. Allí más que nunca puedes
acercarte al Padre. Su amor, Su cuidado, Su corrección y Sus enseñanzas hallan
sentido en SU MISMA GRACIA.
UNA PAUSA EN TU VIDA MUJER © Copyright 2016 por Miriam Martini
Tus peores días nunca estarán fuera
del alcance de SU GRACIA y tus mejores días nunca serán tan buenos como para no
necesitarla. (Jerry Bridges)