“Contigo estoy para
librarte, dice Jehová”. Jeremías 1:8
Una de las voces más actuales y
populares en la lucha contra la igualdad de género es la de la famosa actriz
Emma Watson, más conocida aún por su personaje de Hermione Granger, en la saga
de Harry Potter. Como embajadora de buena voluntad en la ONU, promueve la
defensa de los derechos de la mujer en todo el mundo, incluyendo a los hombres
a sumarse en esta lucha e intentando romper la histórica rivalidad entre
feminismo y machismo. Más allá de lo novedoso de su discurso y del impacto que
está causando, especialmente en el público más joven, lo que Emma hace no
alcanza todavía. Basta mirar algunas noticias para sorprenderse con las
estadísticas. Miles de mujeres siguen víctimas de la violencia, el maltrato y
la discriminación. La historia de hoy nos remonta en el tiempo a la época del
Señor Jesús. Las leyes de ese momento no favorecían absolutamente en NADA a
mujeres como las del relato. (Aún hoy en muchas culturas tampoco las favorece).
Un grupo de “Maestros de la ley “trae ante Jesús a una mujer que, según ellos,
había sido sorprendida teniendo relaciones sexuales con alguien que no era su
marido. Pero lo que les importaba realmente, NO ERA resolver la situación de
esta mujer, sino que lo que buscaban era PROBAR a JESÚS y tener evidencias para
arrestarlo según lo que respondiese.
Amigas, volvamos
entonces a esta mujer, fue así el OBJETO de la escena. Puesta como una cosa. Tirada.
Arrastrada allí en el piso. Avergonzada. Ridiculizada. Expuesta ante muchos por
lo que había hecho y por los errores cometidos. Sin juicio justo y amenazada a
quedar bajo una montaña de piedras esa misma tarde. Pero un Hombre, Jesús, la miró
con Respeto. Eso fue suficiente para que ella encontrara el verdadero Amor. Un
amor que no yacía en la cama de nadie sino en la mirada misericordiosa y
comprensiva del Señor.” Vete no peques
más” fue el mejor signo de respeto y Justicia.
De los 12 países con más
índice de femicidios, 9 están en América Latina. Para pensar.