Muchas veces
había escuchado la comparación que decía que la vida era algo así como escalar una
montaña. Quizá también lo hayas escuchado alguna vez.
Lo cierto es que
pude entender esta frase con mayor amplitud el día que escale una montaña!!
Esa experiencia
se remonta a la escalada del volcán de Santa Ana, un desafío de 2380 metros
aproximadamente nada fácil para alguien que no es experto en montañismo como
yo!!
Al principio el
ENTUSIASMO por llegar a la cima se convierte en el principal impulso y creo todas las expectativas alrededor del solo hecho de
llegar arriba y ver qué es lo que uno encuentra allí en el cráter. Subí con un
grupo de gente maravillosa, algunos de ellos profesores de educación física y
con mucho mejor estado atlético que yo. Preparamos el equipaje, pocas cosas,
pero las necesarias.
Comenzamos desde
temprano la caminata, todos juntos y animándonos entre risas y chistes. Al poco
tiempo de ir subiendo los diferentes ritmos de marcha empezaron a notarse y así se veían algunos avanzar
rápidamente, sin agitarse avanzando
solos. Otros pudiendo ir también mucho más rápido, decidían No hacerlo a fin de
quedarse acompañando a algunos niños que se habían sumado a la aventura, por
otra parte, los que fueron al paso…como podían y por supuesto no faltaron
también los que abandonaron cuando sintieron que no daban más.
Antes de llegar
a la cima faltando solo metros para la cumbre, las piernas se aflojaban, sentía
que el aire se me acababa y que no daba más pero la simple motivación de VER y
LLEGAR a la cima me dio el ultimo empujón, el último impulso que puso un plus
de energía y animada por mis compañeros de viaje logre subir y ver lo
majestuoso de esa laguna de verde intenso que se formó en el mismo cráter luego
de su última actividad en el año 2005.
Lo que encontré
ahí arriba es imposible de expresar en palabras, el paisaje de la cima es increíble
Así entendí la
frase de la que hablábamos al principio porque vivir también es como subir una
montaña.
En la escalada
de la vida aparecen situaciones similares. El proyecto de vivir una vida
seguramente nos va a enfrentar con:
1.
Motivaciones que son impulsos importantes. Por más insignificantes
que parezcan, las motivaciones son ese motor de avance: Las motivaciones
siempre surgen de alguna necesidad no satisfecha, Por eso un punto a
considerar de tu proyecto de vida es: “REGISTRA
TUS NECESIDADES”.
2.
Revisar tu equipaje: Quizá haya cosas que están de más en tu vida y que no te alivianan
la subida; relaciones, vínculos, pecados, hábitos, desorganización de tu tiempo
o de tus bienes que pesan y te van deteniendo o causando desgaste. Por otro
lado revisando el equipaje te des cuenta que hay cosas que te faltan, que
tienes que conseguir; capacitación, entrenamiento físico y espiritual o anímico.
Esto también será un punto de análisis mientras vives tu vida.
3.
Reconocer la ayuda de buenos
acompañantes: Los vínculos que construimos pueden acompañarnos a llegar a la cima o
pueden detener la marcha.
4.
Mantener una actitud
esforzada: NO creas que vas a alcanzar las cosas
que te proponga por un acto de magia.
Vas a tener que esforzarte
5.
Enfrentar dificultades: Con la vista puesta en la cima pero enfrentándolas. A veces vas a
tener que detenerte un rato para ver, considerar, descansar pero luego reponer
fuerzas, levantarse y seguir.
Si hay ejemplo de
proyecto de vida…esta entre otros el de los 16 sobrevivientes al accidente de
los Andes que quedaron atrapados en las
montañas 72 días hasta que fueron rescatados y Carlos Vilaró uno de ellos dice
en uno de los capítulos del libro La sociedad de la nieve: “Cuando sientas que no das mas es solo un instante,
levántate y seguí”
Jesús nos deja
su palabra diciendo en Hebreos 12:1-3 que la vida exige resistencia, que pongamos
los ojos en Jesús porque de El viene nuestra confianza.
Concéntrate en
El, El ES LA CIMA y no va a defraudarte
en el hallazgo!!!
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